Gestión del riesgo financiero
Introducción
Identificar las amenazas a tiempo es lo primero que debe realizar un gestor de riesgos financieros para conocer a fondo los factores que podrían llevar a la empresa a tener millonarias pérdidas, lo que será determinante en la toma de decisiones.
Cuando se analizan los riesgos, es posible mitigarlos a tiempo, además no quedan sinsabores entre miembros de la organización, inversionistas ni en clientes. Esa es la importancia de no tomar decisiones a ciegas, sin saber qué pasará en el futuro.
Por ello, es fundamental anticiparse al futuro, no se trata de predecirlo, es tener un análisis, información y conocer a fondo las amenazas para acercarse a lo que puede ocurrir y a partir de esto diseñar estrategias asertivas.
Otra de las estrategias para mitigar los riesgos, es planear inversiones que equilibren las acciones de alta peligrosidad con las de bajo riesgo. Asimismo, si se conocen las amenazas, se puede adquirir una póliza de seguros y minimizar las pérdidas frente a un eventual evento.
Los riesgos financieros aumentan cuando hay endeudamiento elevado, variaciones de cambio en las tasas de interés, administración inadecuada, operaciones de mercado, inversiones con alto grado de inseguridad, así como falta de información para tomar decisiones acertadas.
Claves para ser un buen gestor de riesgo financiero
La administración del riesgo financiero gana cada vez más terreno en el sector bancario. Aunque el nombre de la función se explique por sí solo, la especialidad requiere un conjunto complejo de habilidades y conocimientos.
El mercado financiero es un sector que se mantiene en constante cambio. Con el paso del tiempo surgen nuevos conceptos y especializaciones, lo que permite mejorar todavía más las capacidades de los profesionales del área.
Estas son algunas claves a tener en cuenta para gestionar el riesgo financiero:
Proponer planes de acción y contingencia
Identificar las amenazas es fundamental, pero además, hay que saber qué hacer en caso de que ocurra un imprevisto. A veces no se reconocen a tiempo los eventos de riesgo o se escapan algunos detalles. Por eso, el gestor de riesgos debe estar preparado para que en caso de que eso suceda se tenga una planeación adecuada que evite una quiebra.
Conocer el mercado
El responsable de gestionar conoce muy bien la trazabilidad y el seguimiento de las metas y analiza los procesos para optimizarlos. Un gestor de riesgo financiero hace seguimiento de los movimientos del mercado para saber cómo enfrentar cada área de inversión. Por esta razón, debe utilizar las mejores herramientas para poder hacer cálculos y predicciones precisas sobre el riesgo de un evento específico.
Pensar en la estrategia
Tener al lado a un gestor de riesgo con la capacidad de plantear una estrategia para evitar amenazas y mitigar el impacto es crucial. El plan propuesto debe tener características como las siguientes:
- Estructuración de medidas de retorno.
- Planeación en las operaciones de trading.
- Integración de la gestión de riesgos con los objetivos de negocio.
- Desarrollo de informes, políticas y procedimientos para abordar cada tipo de riesgo.
- Capacidad de definir el apetito y la tolerancia al riesgo de la organización.
- Gestión y optimización del capital.
Apoyar la toma de decisiones
El gestor de riesgo conoce las amenazas y los eventos que pueden implicar una pérdida o una oportunidad, por eso sus acciones son fundamentales para tomar decisiones sólidas y concretas.
Cada vez más, el gestor de riesgos tiene un papel más estratégico en las organizaciones, decide y crea valor para los accionistas y para el propio negocio.
La importancia de analizar los riesgos financieros
Para emprender un camino de negocios, primero hay que conocer los riesgos financieros a los que se puede estar expuestos en una compañía para así poder estar preparados ante cualquier contingencia y permanecer en el mercado.
Si una organización no elabora un análisis de riesgos para evaluar las amenazas y los impactos, no podrá reaccionar a tiempo ni mucho menos prevenir efectos negativos como dañar la imagen de la empresa e incluso llevarla a la quiebra.
Son muchos los aspectos que se deben tener en cuenta en un análisis de riesgos, por eso, es recomendable contar con una herramienta tecnológica como Pirani Riskment Suite, un software que permite gestionar los riesgos operativos de una manera más simple y eficiente, previniendo así su materialización o grandes impactos.
Además, una herramienta como estas, representa muchas ventajas para las empresas, por ejemplo, ayuda a disminuir la manualidad de las operaciones y permite realizar un análisis más preciso y objetivo de los riesgos que pueden presentarse.
Evaluar los riesgos
Entre el análisis que se realice de los riesgos, debe incluirse el riesgo de mercado, que se mueve de acuerdo a la oferta y a la demanda, también a la variación de precios y de la tasa de cambio del dólar o el euro. Esto impacta tanto a la empresa como al sector financiero en el que está.
Por ejemplo, si una compañía del sector floricultor importa flores a los Estados Unidos y el dólar baja, eso inmediatamente impacta a los floricultores y podría afectar las obligaciones financieras de las empresas de esa industria.
Así mismo, se debe considerar el riesgo de crédito, que se refiere a que un cliente, ya sea mayorista o minorista, no pague un préstamo o tenga retraso en sus cuotas. Esto se disminuye con un estudio de la capacidad crediticia de los clientes.
También está el riesgo de liquidez, que representa que una empresa no cumpla con sus obligaciones. Por ello hay que asegurarse de tener el flujo de caja suficiente para saldar sus deudas. De lo contrario, no solamente va a estar hasta el cuello sino que también va a causar confianza en sus inversionistas.
Y por último, no hay que olvidar el riesgo operacional u operativo, que puede ocurrir por factores como descontroles internos, mala administración, fallas tecnológicas, falta de mantenimiento y errores humanos, ausencia de capacitación o por presión en entrega de resultados. Y con Pirani Riskment Suite puedes gestionar de una mejor forma este tipo de riesgos en tu organización.
Cómo elaborar una política de gestión de riesgos
Cuando se comienza a gestionar el riesgo, muchas veces no se conoce muy bien cuál es el punto de partida. Con una política de gestión de riesgos, las organizaciones cuentan con una guía que define los procesos y los métodos a seguir para gestionar el riesgo de forma estructurada y sistematizada involucrando a todas las partes interesadas.
Estos son los puntos claves a considerar al momento de elaborar una política de gestión de riesgos efectiva:
Asignar roles y responsabilidades
Comienza especificando quiénes son las personas encargadas de monitorear y reportar los riesgos, quiénes son los responsables y cuáles son sus funciones concretas.
Explicar el proceso de gestión de riesgo
Los elementos principales que debes considerar para explicar este proceso son: comunicación, criterios, identificación, documentación, análisis, evaluación, tratamiento y monitoreo.
- Comunicación: procedimiento para escalar y reportar eventos, es importante tener un plan sobre cómo se comunican las áreas del negocio en la gestión de riesgos.
- Criterios: parámetros bajo los cuales se hace el análisis de riesgo.
- Identificación: cuándo, cómo y dónde se previenen los eventos de riesgo o se mejoran los procesos.
- Documentación: forma de registrar y guardar el histórico de eventos.
- Análisis: probabilidades de ocurrencia y consecuencias de un determinado evento de riesgo.
- Evaluación: estimación de probabilidad versus los riesgos potenciales.
- Tratamiento: estrategias o planes de acción que deben implementarse para mitigar el impacto.
- Monitoreo: seguimiento de la efectividad de las mejoras implementadas.
Sin embargo, debes tener presente que la metodología de gestión de riesgos depende de cada negocio y de sus objetivos estratégicos. Sea cual sea la que definan en tu empresa, debe permitir cumplir con cada una de las etapas del proceso.
Pasos para el análisis del riesgo financiero
La gestión del riesgo financiero es crucial para evaluar las amenazas de una compañía y el impacto. Este cálculo no es tarea fácil, pues un determinado riesgo puede desencadenar muchos efectos, por ejemplo, una máquina que deja de funcionar no solo genera un daño mecánico que debe repararse, también se interrumpe la producción, se generan pérdidas, se retrasan las entregas y se puede, incluso, llegar a afectar la imagen de la compañía.
El análisis del riesgo financiero empieza después de identificar todos los posibles eventos. El estudio tiene como objetivo no solo estimar pérdidas, sino también evitarlas.
La gestión del riesgo financiero debe tener en cuenta los factores internos y externos que originan las amenazas. Los internos se producen por la propia actividad comercial de la compañía y los externos son las condiciones políticas, económicas o sociales que afectan el desempeño de una empresa, como las crisis económicas, la inestabilidad de las tasas de cambio, las variaciones de una industria o las políticas estatales.
El grado de exposición al riesgo se mide de manera cuantitativa. En caso de que un evento impacte apenas en un área específica de la compañía, el efecto potencial se puede estimar multiplicando la probabilidad de que suceda el riesgo por el cálculo aproximado de pérdida financiera.
Con el resultado se puede generar un gráfico de funciones que señalaría cuáles riesgos son tolerables y cuáles son potencialmente peligrosos.
Estos son los cinco pasos a seguir:
1. Identificar los riesgos claves
Una compañía debe detectar los factores de riesgo que enfrenta e incluir todos los aspectos que afecten la competitividad (costos, precios, inventario), los cambios en la industria a la cual pertenece la empresa, regulaciones gubernamentales, transformaciones tecnológicas y cambios en el personal.
2. Calcular el peso de cada riesgo
Para asignar eficientemente los recursos y los esfuerzos, se deben priorizar los riesgos. De esa manera, se puede crear un plan en caso de que una amenaza se concrete.
3. Crear un plan de contingencia
Hay que estudiar qué se debe hacer para identificar los riesgos claves y crear tareas concretas para mitigar los impactos. Sin embargo, ten en cuenta que todos los riesgos no pueden asumirse de la misma forma, es posible que algunos no se puedan controlar.
4. Asignar responsabilidades
Procura que haya una persona encargada de monitorear puntos críticos y su evolución en el tiempo y evitan centralizar todas las responsabilidades en una sola persona, hay que delegar las diferentes tareas para el personal más adecuado.
5. Establecer fechas de vencimiento
Los planes de mitigación no pueden ejecutarse indefinidamente, las amenazas podrían multiplicarse y afectar otros procesos. Esto de alguna forma determina las acciones a tomar, pues estas deben basarse en el tiempo necesario para llevar a cabo cada tarea.
Lecciones del caso Interbolsa en Colombia
El millonario descalabro de Interbolsa muestra que las malas prácticas financieras llevan a una compañía a la quiebra y produce desconfianza en el mercado. El gobierno colombiano ordenó en noviembre de 2012 la liquidación de esta organización, pero el caso sigue sin resolverse, no hay justicia ni reparación a las víctimas.
Uno de los errores en este caso fue la falta de rigor de la Superintendencia Financiera de Colombia. Las 492 víctimas, personas naturales y jurídicas, que hasta ahora fueron reconocidas por el gobierno, reclamaron 254.000 millones de pesos, pero solo recuperaron 65.000 millones.
Entre los afectados hay casos emblemáticos de importantes entidades que perdieron millonarias sumas de dinero: la AFP Protección, Mansarovar Energy y la Alianza Fiduciaria, además, la corredora de bolsa no le pagó un crédito de 17.000 millones de pesos al banco BBVA, al que usó para mostrar liquidez.
Finalmente, lo que desató el escándalo fue la denuncia que interpuso esta entidad bancaria sobre el incumplimiento de la deuda.
Diego Agudelo Rueda, director del Grupo de Investigación de Finanzas y Banca de la Universidad Eafit (Medellín), contó que la caída de Interbolsa tiene sus orígenes en una estrategia de negocio altamente riesgosa que salió mal. La estrategia de Interbolsa fue darle bursatilidad a la acción de la empresa textil Fabricato y subirla de forma desmedida para obtener más dinero por las mismas acciones.
"Para ilustrar el efecto de esta estrategia agresiva de compra, consideremos que a principios de noviembre de 2010 Fabricato se negociaba a $26, mientras que a 1 de noviembre de 2012, previo a la intervención a Interbolsa, se negociaba a $91, lo que significa una valorización efectiva de 87 por ciento anual", detalla el experto.
Esta estrategia tenía un riesgo alto porque Ia firma comisionista y los clientes involucrados prestaban dinero para financiar las compras de acción de Fabricato. Eso aumenta el rendimiento si los negocios resultan exitosos, pero amplifica las pérdidas cuando las cosas salen mal.
La corredora de bolsa utilizó lo que se conoce como un “descalce de plazos”, es decir, prestaba fondos a corto plazo para invertirlos a largo plazo. También empleó un mecanismo llamado operaciones “repo”, que entrega una acción en garantía respaldando un préstamo de dinero por un determinado plazo, generalmente no mayor a tres meses.
Aunque los bancos cuentan con sistemas de control para reducir el riesgo de un problema de “descalce de plazos”, el grupo comisionista no contaba con ninguno, ni mucho menos con el respaldo de una entidad financiera sólida en un eventual problema de liquidez.
Antes del escándalo, pocos imaginaron que Interbolsa trabajara de forma irregular, pues se trataba de una empresa prestante, con credibilidad, sociedad administradora de inversiones, calificada como AA+ (antes de ser intervenida) y fue reconocida en el mercado de valores como la que ofrecía oportunidades muy atractivas de rendimiento tanto a corto como a largo plazo.
A raíz del escándalo de una de las comisionistas más importantes de Colombia, muchas personas desconfiaron del mercado de valores, sobre todo, del colombiano y se retiraron del mercado bursátil del país, entonces hubo una gran crisis de confianza en el sistema.