El lavado de activos y la financiación del terrorismo son fenómenos parecidos, pero con múltiples diferencias. Aquí te explicamos las principales.
Un sistema de prevención del lavado de activos y la financiación del terrorismo debe tener en cuenta las particularidades de cada uno de estos delitos. A pesar de que ambas expresiones parecen semejantes, se diferencian por su motivación, intención y origen de los recursos.
La expresión "lavar dinero" constituye una acción ilegal que produce beneficios económicos ilícitos. Por tanto, la principal motivación del blanqueo de capitales consiste en lucrarse de las actividades criminales.
Por su parte, el financiamiento del terrorismo se refiere a una acción futura ilegal: no se trata de esconder el origen de fondos producidos por acciones ilegales pasadas ni de disfrutar en el futuro de las ganancias, sino de recaudar dinero de cualquier manera, legal o ilegal, para realizar actos terroristas en un futuro próximo. Podríamos decir que la motivación de la financiación del terrorismo es más ideológica que lucrativa.
Las etapas del lavado de activos se entienden como un proceso por medio del cual se integran recursos ilegales en el sistema financiero. Ese dinero se incorpora a la economía formal a través de movimientos múltiples: compra de empresas fachada, inversión en inmuebles o proyectos comerciales. De esta manera, los narcotraficantes burlan a las autoridades y disfrutan de los beneficios de sus acciones criminales. Por eso, su intención principal es ocultar dinero ilícito con el único fin de producir más dinero.
Entre tanto, la financiación del terrorismo no busca esconder dinero producido de forma ilícita, sino encontrar recursos para financiar hechos criminales que pretenden intimidar a un Estado o a una población a través del miedo, de la violencia y de la coacción.
La principal diferencia entre lavado de dinero y la financiación del terrorismo es el origen de los fondos.
Por un lado, el financiamiento del terrorismo consiste en la colecta de capital para llevar a cabo actividades terroristas. Por su parte, el lavado de dinero se refiere a un proceso que utiliza un criminal para aparentar la legalidad de sus recursos ilícitos.
Así, la financiación del terrorismo utiliza el recaudo de dinero con propósitos políticos ilegales, pero la fuente de esos recursos no necesariamente es ilegal. Los terroristas pueden obtener financiación a través de patrocinadores gubernamentales, contribuciones asociativas, donaciones e incluso ejerciendo actividades comerciales legítimas. Por supuesto, también se apoyan en negocios ilegales, como el crimen organizado, el contrabando o la evasión.
En contraste, el lavado de dinero siempre implica una fuente ilegal de recursos, pues su intención no es el recaudo sino la acumulación.
Con base en los puntos anteriores, puede concluirse que el ciclo de vida de uno y otro tampoco es el mismo. El del lavado de activos opera de manera cíclica: el dinero que recauda el narcotráfico se introduce a la economía, se oculta en diversas transacciones y luego se reincorpora al sistema financiero. Ese dinero, una vez tenga apariencia de legítimo, se reutiliza para financiar nuevas acciones ilegales que ayuden a generar más dinero ilícito, con lo cual se repite el mismo proceso de "blanqueamiento".
En la financiación del terrorismo el ciclo de vida es lineal: se consiguen los fondos, estos se colocan en el sistema económico, se ocultan y se integran al sistema financiero con el fin de que luego sean usados con fines terroristas. Es decir, que los recursos no necesariamente se reinvierten para generar mayores ganancias, sino para utilizarlos prácticamente en las actividades de la organización.
En la siguiente tabla se resumen estas diferencias entre el lavado de activos y la financiación del terrorismo.
Y si bien estos dos fenómenos se diferencian en muchas formas, a menudo se concretan a través de las mismas vulnerabilidades del sistema financiero.
Tanto los terroristas como los narcotraficantes emplean técnicas de anonimato para evadir la atención de las autoridades y para proteger la identidad de sus patrocinadores o beneficiarios. De cualquier forma, las transacciones asociadas con la financiación del terrorismo tienden a llevarse a cabo en pequeñas cantidades. Por eso, cuando los terroristas recaudan dinero de fuentes legítimas, el rastreo del origen de estos recursos se hace muy difícil.
Sin embargo, existe un conjunto de buenas prácticas de prevención de lavado de activos y de la financiación del terrorismo, como la segmentación de clientes, el KYC (Know your costumer), el registro de clientes o la gestión de operaciones inusuales que permiten controlar y monitorear cualquier transacción sospechosa.
Así mismo, puedes utilizar una herramienta tecnológica como Pirani que te permitirá identificar, medir, controlar y monitorear de forma más fácil, los riesgos de lavado de activos y financiación del terrorismo a tiempo, para prevenir su materialización o mitigar su impacto en caso de que ocurran.
*Este artículo ha sido revisado y validado por Camilo Ruiz, administrador de empresas con experiencia en gestión de riesgos Laft.