En una entrada anterior ya hemos explicado cómo debe ser un buen indicador de riesgo, una herramienta muy útil para determinar el potencial de un riesgo específico y medir la evolución de una actividad o de un proceso.
En esta ocasión le daremos cuatro razones por las cuales debería usar indicadores para gestionar el riesgo.
Al facilitar el proceso de notificación, los indicadores resaltan las debilidades de controles existentes, pero al mismo tiempo permiten identificar tendencias de riesgos que aún no han sucedido. De esta manera, se fortalecen los controles inadecuados y se pueden determinar las causas que ayudan a predecir acontecimientos futuros.
Los indicadores claves de riesgo pueden enlazarse a las causas de riesgo. Esto permite que se controle la exposición a los eventos adversos antes de que ocurran y que el marco de evaluación pueda ser mejorado y validado.
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3. Son dinámicos
Los indicadores proporcionan información sobre la exposición al riesgo en tiempo real. Por tanto, pueden monitorear a lo largo del tiempo la evolución de incidencias asociadas a riesgos relevantes. Esta es una ventaja en relación con otros marcos de gestión de riesgo que son menos dinámicos.
Además, hay diferentes tipos de indicadores que puede utilizar para gestionar el riesgo: indicadores descriptivos de riesgo, indicadores claves de rendimiento o volumen e indicadores clave de control.
Los indicadores se utilizan en la industria para hacer un proceso sistemático de medida, comparación, análisis y aprendizaje de una empresa con respecto a otras del mismo sector. A través de este proceso, conocido como benchmarking, se identifican las prácticas que no son adecuadas para los estándares de gestión y se pueden alcanzar los niveles reflejados por los indicadores de las empresas posicionadas en el mismo mercado.