La crisis de Credit Suisse, hasta hace poco el segundo banco más grande de Suiza, llegó a su punto más alto cuando se anunció que iba a ser absorbido por UBS, el principal banco de ese país.
¿Qué llevó a Credit Suisse, con más de 167 años de historia, a tener problemas de liquidez que llevaron al desplome de sus acciones, a la pérdida de confianza de sus clientes e inversores y posteriormente al acuerdo de adquisición (auspiciado por los reguladores suizos) por parte de UBS?
Detrás de la caída de este banco, uno de los 30 más importantes del mundo, hay una serie de eventos - y escándalos - que tienen mucho que ver con una inadecuada e ineficiente gestión de sus riesgos y falta de control interno.
En este artículo te contamos más sobre el reciente caso de Credit Suisse, que en menos de una semana se sumó al colapso del Silicon Valley Bank. Ambos casos, si bien son muy diferentes, han generado incertidumbre en el sector financiero mundial y han impactado negativamente en la confianza de clientes e inversores.
La viabilidad y continuidad del Credit Suisse quedó notablemente amenazada luego del desplome que sufrieron sus acciones el pasado miércoles 15 de marzo (superior al 20%), en parte generado por el pánico vivido en el sector financiero a causa de la quiebra del Silicon Valley Bank y Signature Bank a comienzos del mes.
Sumada a esta situación, el banco atravesaba un alto retiro de depósitos de sus clientes y grandes problemas financieros, que lo llevaron inicialmente a solicitar al Banco Nacional Suizo (BNS) un préstamo por 50.000 millones de francos suizos (cerca de 50.750 millones de euros) para mejorar su liquidez.
Sin embargo, esto no fue suficiente. Por eso, los reguladores suizos intervinieron para que UBS adquiriera a Credit Suisse: se estableció un acuerdo de rescate de emergencia por parte de este con el objetivo de tener nuevamente estabilidad financiera y proteger la economía del país.
UBS pagará por Credit Suisse 3.000 millones de francos suizos, que equivalen a US $3.250 millones y representa un 60% menos de lo que valía el banco al cierre del mercado el viernes 17 de marzo. Según el presidente de Suiza, Alain Berset, esta adquisición era la mejor decisión para restaurar la confianza perdida en el mercado financiero.
Más allá del contexto actual que atraviesa el sector financiero, la crisis de Credit Suisse viene desde hace algunos años atrás, desde que ha estado involucrada en diferentes casos que han afectado tanto sus finanzas como su reputación y la confianza entre clientes e inversores. Algunos de estos casos están relacionados con una mala gestión financiera, espionaje, corrupción y lavado de dinero.
En 2021, por ejemplo, el banco perdió US $5.500 millones luego de que el fondo de inversión familiar Archegos Capital Management quebrara. Además de este fondo, Credit Suisse también se vio afectado por el colapso de la firma de servicios financieros Greensill.
Los escándalos de corrupción, como el caso de Mozambique relacionado con préstamos estatales, y de lavado de dinero a una organización criminal búlgara y por el que fue condenado a pagar 2 millones de francos suizos en junio de 2022, también perjudicaron al banco.
Y por si fuera poco, Alex Lehmann, su presidente, fue investigado recientemente por la Autoridad Suiza Supervisora del Mercado Financiero, Finma, por las declaraciones públicas que hizo sobre la situación financiera del banco, pues en realidad no se estaba logrando un retorno de liquidez sino, por el contrario, se seguían presentando retiros de capital. Prueba de esto es que en el último trimestre del 2022, el banco sufrió huidas de fondos superiores a los 110.000 millones de francos suizos.
Los anteriores y otros hechos, en su mayoría escandalosos, alimentaron la crisis de este banco suizo, pero el trasfondo de todo esto, sin duda, es la falta de una adecuada y eficiente gestión de sus riesgos financieros (mercado, liquidez) y no financieros (operacional, cumplimiento, reputacional) y del control interno.
De hecho, en su informe anual de 2022, publicado el 14 de marzo, Credit Suisse reconoció una debilidad en el control interno de su información financiera. Según el auditor PwC, el banco “no diseñó ni mantuvo un proceso efectivo de evaluación de riesgos para identificar y analizar el peligro de incorrecciones materiales”.
Todo esto contribuyó a la crisis del banco y a su posterior caída. La lección que deja este caso de una de las entidades financieras más importantes de Suiza y reconocidas en el mundo es la necesidad de contar con una adecuado y robusto sistema de gestión de riesgos en todas las organizaciones, independientemente del sector o tamaño, así como darle a esta gestión y al control interno el valor que se merece.
En conclusión, los controles y la supervisión son fundamentales para la continuidad y sostenibilidad de los negocios en el tiempo y Credit Suisse es un ejemplo claro de esto por no haberlos implementado correctamente.
Y en tu organización ¿cómo están gestionando los riesgos? Previene situaciones que pongan en duda la continuidad del negocio gestionando los riesgos no financieros de una manera simple con Pirani. Crea tu cuenta y conoce cómo podemos ayudarte.