¿Cómo controlar el fraude financiero en la empresa?
¿Por dónde comenzar a gestionar el fraude financiero? Lo principal es crear un sistema de control que prevenga y ayude a detectar este tipo de eventos. Aquí te contamos cómo hacerlo.
¿Qué es el fraude financiero?
Una definición de fraude financiero abarca desde la alteración de datos hasta la malversación de fondos, el robo interno de activos de una empresa e incluso el pago de sobornos para beneficiar a un tercero.
Debido al ascenso que ha tenido el fraude financiero en las organizaciones y a las consecuencias negativas que se derivan de él, es clave invertir el tiempo y dinero que sean necesarios para combatirlo.
Esto es de especial importancia para las organizaciones en general, ya que los delitos financieros no son exclusivos de un sector económico ni de una zona geográfica en particular.
Según una encuesta de PWC, el 36% de las empresas, tanto de países desarrollados como de mercados emergentes, sufrieron algún tipo de fraude. A pesar de esto, los métodos que se emplearon para prevenirlo o detectarlo no sirvieron para detener a tiempo la amenaza.
De hecho, una de cada cinco de las empresas encuestadas admitió nunca haber llevado a cabo una adecuada gestión de los riesgos financieros.
Los más comunes son los que se originan por los desafíos de la transformación digital. De acuerdo con la misma encuesta de PWC, a nivel global, los crímenes cibernéticos se ubican en el segundo lugar de delitos económicos, detrás de la apropiación indebida de activos.
Lo más preocupante es que el impacto de este tipo de delitos tiene un alcance enorme: desde una disminución en la confianza de los empleados hasta el daño reputacional de la compañía.
No realizar controles internos y tener una débil cultura de riesgos son dos de las razones por las cuales esto sucede.
Sin embargo, muchas veces los equipos de gestión se preguntan cómo priorizar sus esfuerzos: ¿prevención o detección? He ahí el dilema.
Sistema de control de fraudes
Un sistema efectivo para controlar los fraudes financieros no solo debe enfocarse en prevenir que estos ocurran, sino que debe contar con herramientas que ayuden a detectarlo en caso de que sucedan.
Prevención de fraude
Las actividades de prevención están enfocadas en evitar pérdidas económicas, así como en garantizar la estabilidad y la continuidad del negocio.
Una vez que el fraude ocurre, las probabilidades de recuperar el dinero o los recursos perdidos son relativamente bajas. Por eso es prioritario actuar antes de que se lleve a cabo el delito financiero.
Los controles preventivos tienen como objetivo reducir la oportunidad o la iniciativa de fraude de uno o un grupo de individuos.
Detección de fraude
Como tal vez las técnicas de prevención de fraudes no detengan a los delincuentes, las organizaciones deben contar con sistemas apropiados que revelen oportunamente las actividades sospechosas.
Una estrategia de detección se compone no solo de herramientas analíticas, sino también de mecanismos que ayuden a reportar y escalar los eventos anormales.
Los elementos claves de un sistema de detección son los reportes de excepciones, la minería de datos, el análisis de tendencias y la evaluación de riesgos en tiempo real.
Recuperar posibles pérdidas no es el único objetivo de un plan de detección. También permite mejorar los controles y sistemas internos. Muchos fraudes se llevan a cabo aprovechando estas debilidades. Pero, a través de la detección, los controles pueden fortalecerse para dificultar el éxito de los actos delictivos.
Tanto los planes de prevención como los de detección desempeñan un papel fundamental en la gestión de riesgo. Es poco probable que uno sea exitoso sin el otro. Por eso es importante que las organizaciones entiendan que el fraude no solo es una posibilidad, sino una realidad, y que implementen una estrategia efectiva que les ayude a manejar el riesgo y a mitigar el impacto.
Elementos de una estrategia antifraude
Una estrategia efectiva contra el fraude financiero debe contener los siguientes elementos:
- Prevención.
- Detección.
- Disuasión.
- Respuesta.
Las estrategias de prevención y detección tienen una función disuasoria en quien pretende cometer fraude. La razón es evidente. La posibilidad de ser atrapado y sancionado puede persuadir a los miembros de la empresa para que se abstengan de robar información o sustraer recursos de la compañía. Al mismo tiempo, los incentiva a cooperar para responder ante posibles amenazas.
Sin embargo, una estrategia antifraude no comienza por la prevención ni por la detección ni por la disuasión. Un plan efectivo debe basarse en el contexto: en la legislación nacional, en el manejo del riesgo, en el ambiente interno de control y en la cultura de riesgo de la empresa.
En la figura se resumen esos componentes. Los diferentes elementos están interconectados y forman parte de un sistema de control, cada uno desempeña un papel fundamental. El funcionamiento de uno dependerá del buen desempeño de los otros, pero es el contexto el que les da sentido a cada uno de esos elementos.
Por esa razón, una buena cultura de riesgos debe estar conectada con la planeación de un buen ambiente interno de control, que a su vez debe atender las regulaciones de la legislación vigente. Esta combinación facilitará la creación de planes efectivos para prevenir y detectar los fraudes a tiempo.
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