Gestionar riesgos no se trata solo de identificarlos y mitigarlos; también es fundamental poder cuantificarlos. Al cuantificar los riesgos, las organizaciones obtienen una mejor comprensión del impacto potencial de estos y pueden tomar decisiones más informadas para evitar pérdidas financieras o daños a su reputación. Este artículo explora cómo las organizaciones pueden cuantificar sus riesgos de manera efectiva, utilizando una combinación de métodos y herramientas que garantizan análisis precisos y relevantes.
Para que una organización pueda cuantificar sus riesgos, primero es crucial entender qué se considera un riesgo y cuáles son sus componentes. En términos simples, el riesgo se define como la combinación entre la probabilidad de que un evento suceda y el impacto que este tendría en la organización. Esto plantea dos preguntas esenciales: ¿Qué tan probable es que dicho evento ocurra? y, en caso de ocurrir, ¿cuál sería el nivel de daño o pérdida?
Probabilidad: Se refiere a la frecuencia esperada o la posibilidad de que un riesgo se materialice. Esta probabilidad suele estar fundamentada en datos históricos o en las estimaciones realizadas por expertos.
Impacto: Corresponde al grado en que un evento afectaría a la organización en caso de ocurrir. El impacto puede manifestarse en áreas financieras, operativas, reputacionales o en el cumplimiento normativo.
Los riesgos se pueden dividir dependiendo el nivel de impacto que puedan generar dentro de la compañía, ya sea alto o bajo, pero también se pueden clasificar por el tipo de riesgos que hay. A continuación, explicamos brevemente cada uno de estos:
Gubernamentales: son el resultado de actividades que han realizado los entes encargados, ya sean regulaciones, nuevas leyes, etc, que afecten directamente las políticas de la empresa.
Legales y extralegales: están relacionadas con acciones terroristas, revoluciones o sabotajes.
En la gestión de riesgos, las organizaciones emplean diversos métodos para identificar, evaluar y gestionar posibles problemas. El análisis cualitativo, por ejemplo, se basa en la experiencia para estimar tanto la probabilidad como la gravedad de un riesgo. En contraste, el análisis cuantitativo utiliza datos y modelos matemáticos para medir los riesgos con mayor precisión.
Métodos cualitativos: Este enfoque se fundamenta en descripciones subjetivas y evaluaciones categóricas del riesgo. Aunque es útil en situaciones donde los datos cuantitativos son escasos, puede resultar impreciso y subjetivo. Se emplea principalmente en las etapas iniciales de la evaluación de riesgos.
Métodos cuantitativos: Métodos cuantitativos: Por otro lado, este enfoque se apoya en datos numéricos y fórmulas matemáticas para calcular la magnitud del riesgo. Si bien requiere una mayor cantidad de datos y recursos, ofrece una evaluación más objetiva y precisa del riesgo, ideal para organizaciones que buscan tomar decisiones respaldadas por evidencia sólida.
Existen varios métodos para cuantificar riesgos, cada uno con sus ventajas y desventajas. Acá te contaré los 5 principales:
EMV=Probabilidad×Impacto
Por ejemplo, si un riesgo tiene una probabilidad del 20% de ocurrir y su impacto financiero sería de $100,000, el EMV sería $20,000. Este valor ayuda a las organizaciones a determinar si el riesgo es aceptable o si se deben tomar medidas para mitigarlo.
La precisión en la cuantificación de riesgos depende, en gran medida, de la calidad de los datos que se utilicen. En esta etapa, hay varios aspectos clave que deben ser considerados:
Importancia de los datos:
Los datos precisos y relevantes son esenciales para una cuantificación confiable. La ausencia de información adecuada o el empleo de datos incorrectos podría generar estimaciones imprecisas del riesgo, lo que eventualmente puede conducir a la toma de decisiones equivocadas.
Fuentes de datos:
Las organizaciones tienen la capacidad de recopilar información de múltiples fuentes, incluyendo tanto datos internos, como informes financieros y registros operativos, como datos externos, tales como estudios de mercado y datos económicos. Al combinar estas fuentes, se obtiene una visión más integral y precisa sobre los riesgos.
Análisis de datos:
Una vez que los datos son recolectados, estos deben ser analizados mediante técnicas estadísticas y de minería de datos con el fin de identificar patrones y tendencias. A través de este análisis, las organizaciones pueden obtener una visión más precisa sobre los riesgos potenciales y su posible impacto.
La cuantificación de riesgos no es solo un ejercicio teórico; tiene aplicaciones prácticas en la toma de decisiones empresariales:
En la toma de decisiones
Las organizaciones tienen la posibilidad de cuantificar los riesgos para priorizar proyectos, asignar recursos y tomar decisiones estratégicas. Por ejemplo, cuando dos proyectos presentan un valor EMV similar, pero uno de ellos cuenta con una mayor probabilidad de éxito, es probable que la organización opte por priorizar ese proyecto.
Evaluación del riesgo residual
Después de implementar los controles y las medidas de mitigación, es fundamental cuantificar el riesgo residual, es decir, el riesgo que todavía persiste. Este paso permite evaluar si las medidas implementadas son suficientes o si es necesario realizar ajustes adicionales.
Cuantificar los riesgos no está exento de desafíos. Entre los más comunes se encuentran:
Incertidumbre en la estimación
La incertidumbre es una característica inherente en la cuantificación de riesgos, particularmente cuando se refiere a eventos futuros. Es fundamental que las organizaciones sean conscientes de esta incertidumbre y consideren la posibilidad de utilizar rangos de valores o escenarios múltiples como una estrategia para gestionarla eficazmente.
Limitaciones de los modelos
Aunque los modelos de cuantificación de riesgos son herramientas poderosas, también presentan limitaciones. Pueden no capturar todas las variables relevantes o estar basados en suposiciones que no siempre se cumplen. Por ello, es fundamental que estos modelos se revisen y actualicen de manera regular para garantizar que mantengan su precisión.
Importancia del contexto
Finalmente, la cuantificación de riesgos debe adaptarse al contexto específico de cada organización. Un enfoque que resulta efectivo en una industria puede no ser el más adecuado para otra. Es fundamental que se consideren factores como el entorno regulatorio, la cultura organizacional y las expectativas de los interesados.
En pocas palabras, la cuantificación de riesgos es una herramienta clave para que las organizaciones enfrenten de manera más efectiva los retos y oportunidades que se les presentan. Al combinar métodos cuantitativos y cualitativos, y asegurarse de que los datos sean precisos y relevantes, las empresas pueden tomar decisiones más acertadas, asignar sus recursos de manera inteligente y fortalecer su capacidad para enfrentar futuros riesgos.
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