Como cada año desde 1988, este 30 de noviembre es el Día Mundial de la Ciberseguridad, celebración que tiene como principal objetivo generar conciencia sobre los riesgos que existen en el mundo digital y sobre la importancia de implementar medidas preventivas para proteger en todo momento la seguridad de la información, tanto en el ámbito organizacional como en lo personal.
A propósito de esta celebración, que fue instituida por la Association for Computing Machinery (ACM), una sociedad científica estadounidense con 75 años de historia, a raíz del primer caso de malware en red que se registró en el mundo, conocido como ‘Gusano de Morris’, a continuación presentamos algunos de los retos en materia de ciberseguridad para 2023 y buenas prácticas a considerar en las organizaciones.
Cada vez más la ciberseguridad debe ser una prioridad para las organizaciones, pues como se ha visto en los últimos dos años el número de ataques e intentos de ataques cibernéticos no para de crecer: los ciberdelincuentes están atentos a las vulnerabilidades o fallas que puedan presentar los sistemas informáticos para atacarlos, así como a la falta de conocimiento y de consciencia por parte de los empleados.
De hecho, entre enero y junio de 2022 se presentaron 137.000 millones de intentos de ciberataques en América Latina y el Caribe, un 50% más con respecto al mismo período en el año 2021.
Frente a esta realidad, uno de los principales retos a considerar es el crecimiento que va a seguir teniendo el cibercrimen, debido a los grupos de cibercriminales organizados y también a aquellos grupos respaldados por los gobiernos, que se caracterizan por ser estructurados y sofisticados. Además, por el incremento de la superficie de ataque a causa de la transformación digital que viven las empresas.
Sumado a este, otros retos a tener en cuenta y a los que deben hacer frente las organizaciones son:
Este tipo de amenaza cibernética, que consiste en un software malicioso que bloquea el acceso a los sistemas informáticos o archivos de los equipos y solicita un rescate económico para recuperarlos, seguirá estando vigente el próximo año.
Según Check Point, proveedor global de soluciones de ciberseguridad, el ransomware seguirá evolucionando y creciendo con grupos de cibercriminales más pequeños y ágiles para evitar las leyes aplicables.
Hace algunos años las empresas comenzaron a migrar su información a soluciones en la nube, proceso que va a continuar y que no solo representa grandes ventajas, por ejemplo el ahorro en servidores e infraestructura para el almacenamiento de datos, sino también riesgos que hay que considerar para prevenir ataques como el robo de credenciales y acceso a información confidencial que, sin duda, afectan las operaciones y la prestación de los servicios.
El phishing a través de correo electrónico o mensajería instantánea seguirá latente, pero además de estos medios tradicionales para engañar a los usuarios con mensajes aparentemente inofensivos, los ciberdelincuentes harán uso de otras herramientas de colaboración para contactar y hacer caer a los usuarios en enlaces maliciosos que ponen en riesgo datos confidenciales de la organización. Algunas de estas son, por ejemplo, Teams, Meet, Slack, Zoom, entre otras.
La desinformación es un reto al que cada vez hay que prestar más atención. A través del uso de tecnología deepfake, es decir, fotos, videos o audios falsos, se pueden crear contenidos para manipular el comportamiento de las personas, influir en sus opiniones e incluso, para engañar a los trabajadores y acceder a datos sensibles y confidenciales.
Las redes sociales continuarán siendo el principal medio de vectores de ataques deepfake, por eso, es clave monitorearlos para reducir el riesgo e identificar cuáles son los puntos débiles que se tienen.
La falta de personal capacitado para cubrir las necesidades de ciberseguridad de las organizaciones es otro de los retos importantes, pues como sabemos el cibercrimen sigue en aumento y no hay una oferta suficiente de profesionales que ayuden a las empresas a hacerle frente a las diferentes amenazas cibernéticas a las que están expuestas en la actualidad.
Este es uno de los retos que siempre estará. Es fundamental que tanto las organizaciones como las instituciones estatales generen estrategias de formación y concientización para toda la población sobre la importancia de adoptar buenas prácticas en ciberseguridad porque de acuerdo con IBM, el 90% de los ciberataques pueden ocurrir por un error humano.
En este sentido, es clave insistir en la importancia de ser cuidadosos con la información, sea personal o corporativa, y tomar las precauciones necesarias para usarla correctamente y protegerla de todo tipo de ataques como phishing, ransomware, suplantación de identidad, entre otros.
Algunas buenas prácticas a considerar para asumir los anteriores y otros riesgos, a propósito del Día Mundial de la Ciberseguridad, son:
¿Qué otras buenas prácticas agregarías? Déjanos tus comentarios.