En los últimos años, la gestión de riesgos ha tomado más relevancia en las organizaciones, en parte gracias a la norma ISO 31000, publicada por primera vez en 2009 y actualizada en 2018, que busca a través de diferentes principios y directrices que las empresas gestionen y controlen sus riesgos.
A menudo, cuando todo va bien en una empresa, es fácil olvidar que los problemas pueden surgir en cualquier momento. Pero, ¿qué pasa si ocurre un fraude interno? ¿O si un proveedor clave deja de operar? La gestión de riesgos no solo se trata de prevenir desastres, sino de garantizar que, cuando algo salga mal, la organización esté lista para actuar rápido y con eficacia.
Te explicamos todo sobre gestión de riesgos, 3 cosas que debes conocer y mucho más a continuación:
Según la norma ISO 31000, la gestión de riesgos es el proceso que permite a las empresas identificar, analizar, evaluar y tomar acción para controlar las situaciones de riesgo a las que están expuestas, es decir, eventos adversos que en caso de materializarse interfieren, dificultan o afectan el cumplimiento de los objetivos y pueden representar daños y pérdidas.
Hay muchos tipos de riesgos (operacionales, financieros, legales, reputacionales, etc.), por eso, teniendo en cuenta lo que dice esta norma, gran parte de la gestión tiene que ver con cuantificarlos y para hacerlo es necesario definir dos elementos: primero, la consecuencia o impacto que tendrá cada riesgo y segundo, la probabilidad de que ocurra el riesgo.
Realizar esta cuantificación permite establecer una ruta de acción estratégica con métodos y herramientas para poder prevenirlos, controlarlos y monitorearlos permanentemente.
Así, una adecuada gestión de riesgos es aquella que se hace de manera continua, considera el contexto interno y externo de la organización y crea valor para que esta logre sus objetivos, mejore su competitividad y garantice su continuidad y sostenibilidad, adicionalmente, al aplicar los principios de la norma ISO 31000 es posible convertir uno o más riesgos en oportunidades.
La gestión o administración de riesgos debe ser considerada como un proceso estratégico en las empresas, sin importar el sector al que pertenezcan o su tamaño, pues como explicamos en el punto anterior permite, una vez se identifican y cuantifican los riesgos, poner en marcha acciones para prevenirlos y mitigarlos para así, en caso de presentarse uno o más de estos, los daños o pérdidas que generen no sean muy grandes.
Así mismo, llevar a cabo un proceso de gestión de riesgos continuo y con un enfoque claro, permite a las organizaciones cumplir con sus objetivos de negocio, pues se tienen controlados los diferentes riesgos a los que están expuestas y esto también impacta positivamente en aspectos como la eficiencia, la confiabilidad y la rentabilidad.
Supongamos, por ejemplo, que uno de los principales riesgos de una empresa dedicada a la confección textil es la aparición de lesiones osteomusculares en el personal operativo, para mitigar tanto la probabilidad de ocurrencia como el impacto de este riesgo el área encargada, que puede ser la de Seguridad y Salud en el Trabajo, debe plantear y desarrollar varias acciones y controles para prevenir que los trabajadores se lesionen y evitar así incapacidades que impacten en la productividad.
Por eso, gestionar este riesgo y los demás que pueden tener, retraso en el suministro de materias primas, riesgos químicos, daños en las máquinas, entre otros, permite a la empresa realizar oportunamente todas sus actividades y garantizar su funcionamiento para cumplir con los objetivos estratégicos de manera eficaz.
Contar en tu empresa con un adecuado sistema de gestión de riesgos, además de lo ya mencionado, trae beneficios como:
Para que la gestión de riesgos sea efectiva, debe seguir algunos principios clave:
No todos los riesgos son iguales. Dependiendo de su origen e impacto, se pueden clasificar en varias categorías:
Son aquellos que afectan la estabilidad económica de una empresa, como la volatilidad del mercado, la inflación o el impago de clientes.
Relacionados con fallos internos, como errores humanos, fallos en los procesos o problemas en la cadena de suministro.
Incluyen ciberataques, fallas en los sistemas de software y pérdida de datos críticos.
Se refieren a regulaciones y normativas que la empresa debe seguir para evitar sanciones legales.
Ocurren cuando la imagen de la empresa se ve afectada por malas decisiones, escándalos o crisis mediáticas.
Una buena gestión de riesgos implica seguir un proceso estructurado:
El primer paso es detectar qué eventos pueden representar un riesgo para la empresa. Esto se puede hacer mediante auditorías, encuestas o análisis de datos históricos.
No todos los riesgos tienen el mismo nivel de impacto. Es clave clasificarlos según su gravedad y la probabilidad de que ocurran.
Para cada riesgo identificado, se deben establecer estrategias para reducir su impacto o prevenirlo. Esto puede incluir controles internos, diversificación de proveedores o implementación de tecnologías de seguridad.
La gestión de riesgos no es un proceso estático. Debe actualizarse constantemente según los cambios en el entorno y las nuevas amenazas que puedan surgir.
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Es importante tener en cuenta que las entidades deben establecer las políticas, objetivos, procedimientos y estructura para la administración de riesgo. Este sistema debe estar alineado con los planes estratégicos de cada entidad.
La posibilidad de incurrir en pérdidas por deficiencias, fallas o inadecuaciones, en el recurso humano, los procesos, la tecnología, la infraestructura o por la ocurrencia de acontecimientos externos son los riesgos a los que normalmente se enfrentan las compañías y porque la importancia de aprender a gestionarlos de manera adecuada.
Las fuentes generadoras de riesgos operativos que pueden generar o no pérdidas, son factores de riesgo como el recurso humano, los procesos, la tecnología, la infraestructura y los acontecimientos externos que se clasifican en internos y externos.
Existen varios elementos que se debe tener en cuenta durante la gestión de riesgos en tu organización, aquí te los presentamos:
Con esto se busca crear incentivos para toda la organización para que entiendan la necesidad de tomar conciencia frente a los riesgos que se puedan presentar y que esto es un tema que le compete a todos los miembros, pues la mayoría de las áreas pueden verse afectadas.
En cuanto a la consulta, es utilizada como un método para obtener información que es clave al momento de la toma de decisiones, al mismo tiempo para ayudar a las partes involucradas a manejar la gestión del riesgo.
En esta etapa se adapta el proceso de gestión de riesgo con el fin de poder realizar una evaluación del riesgo eficaz y encontrar la manera adecuada para llevar a cabo el proceso de esto. Aquí también se define el alcance que puede tener el plan de acción y entender el contexto en el que se desenvuelve la organización a nivel interno y externo.
En esta etapa se lleva a cabo el proceso de identificar, analizar y valorar los riesgos que se puedan presentar dentro de la compañía y que puedan afectar los objetivos planteados.
Es importante reconocer, clasificar y describir las amenazas que se puedan dar dentro de la empresa para tener un plan de acción que ayude en el proceso de mitigación y en caso de que ocurra, se pueda actuar de manera inmediata.
Lo que se busca en este paso es descifrar el origen del riesgo y las características que este pueda tener, para clasificarlo en una escala de mayor a menor nivel de importancia.
Esto es fundamental en el proceso de toma de decisiones, pues acá como su nombre lo indica se le da el valor a cada uno de los riesgos para saber cómo se debe actuar frente a ellos.
Acá se da conocer el plan de acción que se va a realizar con cada uno de los riesgos en caso de que se lleguen a presentar y el control de cada sistema de gestión.
Para validar que el riesgo esté bien calificado y que los controles que están asociados a este sí están ayudando a mitigarlo.
Para demostrar cómo ha sido la gestión de riesgo y ver en qué se está fallando para hacer mejoras.
Para facilitar este proceso, existen diversas herramientas que ayudan a las empresas a identificar, evaluar y mitigar riesgos:
Los riesgos evolucionan constantemente y contar con una plataforma especializada marca la diferencia. Pirani es un software diseñado para ayudar a las empresas a gestionar sus riesgos de manera eficiente y proactiva.
Como ves, la gestión de riesgos es un proceso clave en las empresas pues les ayuda a prepararse mejor para enfrentar esas situaciones de riesgo que implica su operación o el contexto en el que están. La capacidad que tengan para hacerlo ayuda a determinar en gran parte su éxito o fracaso porque una inadecuada o insuficiente gestión puede incluso llevar al cierre de la empresa.
Toda la gestión de riesgos puedes hacerla siguiendo las directrices de la norma ISO 31000, además, a través de una herramienta tecnológica como Pirani puedes hacer más simple la gestión de los procesos de Gobierno, Riesgo y Cumplimiento de tu empresa. Este software de gestión de riesgos cumple con la normativa y puedes comenzar a usarlo gratis.
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