¿Es posible que las empresas lleven a cabo sus labores sin dejar una huella ambiental? La respuesta fácil es no, pero lo que sí se puede hacer es una gestión ambiental tan eficiente que permita minimizar los riesgos. En un mundo donde la hiperproducción y el crecimiento económico parecen ser los objetivos principales, es importante preguntarse ¿Cómo se puede equilibrar el desarrollo empresarial y la preservación del medio ambiente? y ¿Qué tan lejos estamos de lograr ese mundo ideal?
Para conocer más sobre la gestión de riesgos ambientales, invitamos a una experta: Esperanza Hernández, fundadora y CEO de la firma de consultoría HC Gestión, Riesgos y Finanzas y Estrategias, como parte de nuestro Pirani Summit 2024: Presente y futuro de la gestión de riesgos. La experta nos ayudó a entender más a fondo los conceptos clave, los métodos y el futuro de la gestión de riesgos ambientales.
Es la práctica de usar políticas y procedimientos que ayuden a disminuir el riesgo ambiental generado por los diferentes procesos de una empresa. Tener en cuenta esto es crucial para garantizar la continuidad del negocio, por eso es importante adaptar una filosofía empresarial que reconozca e identifique la importancia de la sostenibilidad y la responsabilidad ambiental.
Una empresa se considera rentable en el momento en que sus ingresos son superiores a los costos de producción y operación, de tal manera que si se realiza una buena gestión ambiental no solo va a disminuir costos operacionales, sino que también evitará gastos imprevistos como sanciones y multas de tipo económico, esto sin contar las pérdidas ocasionadas por una mala reputación producto de no tener una gestión ambiental adecuada.
En la actualidad, las empresas no sólo deben buscar beneficios de carácter económico, también deben apuntarle a los de nivel social. Para generar rentabilidad, las organizaciones necesitan tener una buena posición en el mercado y al mismo tiempo una aceptación social. Convertirse en una empresa amigable con el medio ambiente, en todos los sentidos y que lo hace saber, es una ventaja competitiva que permite tener una ubicación privilegiada entre las demás del mismo sector.
Otra ventaja para tener en cuenta es el cumplimiento normativo; las leyes que velan por la protección del medio ambiente y la adecuada gestión de los residuos suelen ser ajustadas de manera regular, por lo tanto es deber de las empresas capacitarse para cumplir los requisitos que éstas exigen, y así evitar sanciones y daños reputacionales.
De esta manera, si cuidas el medio ambiente en todos los procesos de tu empresa también cuidarás el dinero de la misma y no solo eso, otro factor importante en toda organización; el trabajo de todos los colaboradores involucrados en las diferentes áreas.
El mundo está pasando por una crisis ambiental. El cambio climático, la contaminación y el desgaste de la biodiversidad son algunos de los desafíos más urgentes que enfrentamos, y las empresas deben adaptarse para lograr una responsabilidad que les permita tomar medidas de protección, para asegurar su continuidad y más importante, la vida humana.
La gestión ambiental no solo es cumplir leyes y normativas por obligación, sino ser responsables y cuidadosos con el medio ambiente, está ligada a una cuestión ética y de responsabilidad corporativa. Las empresas que implementen buenas prácticas ambientales pueden beneficiarse en varios aspectos, incluyendo reducción de costos de producción, fidelización de clientes y una mejora en la reputación.
Los riesgos ambientales son variados y pueden tener efectos significativos para las operaciones y la reputación empresarial. A continuación, te mostramos algunos de los riesgos más comunes en el sector organizacional:
El cambio climático es quizás el más urgente. Los eventos climáticos extremos, como huracanes, sequías e inundaciones, pueden interrumpir las operaciones, dañar infraestructuras y afectar procesos enteros. Las empresas deben evaluar su vulnerabilidad al cambio climático y desarrollar estrategias para disminuir estos riesgos.
La contaminación del aire, el agua y el suelo pueden tener graves consecuencias para la salud pública y el medio ambiente. Las empresas que debido a sus procesos de producción emiten contaminantes, son las que más atención le deben prestar al tema, adoptando tecnologías y prácticas que minimicen los riesgos.
Gestionar de manera inadecuada los residuos puede contaminar los diferentes elementos del medio ambiente, aumentando la proliferación de vertederos ilegales. Es ahí donde las empresas deben velar por el cumplimiento e implementación de programas efectivos de reducción, reutilización y reciclaje en todos los procesos.
El dióxido de carbono y metano, son los principales impulsores del cambio climático. Las empresas deben medir y reducir sus emisiones mediante la adopción de energías renovables, la mejora de la eficiencia energética y la implantación de prácticas sostenibles en sus operaciones.
El uso de tecnologías y prácticas que reduzcan el consumo de energía es clave para generar una eficiencia energética sin comprometer la productividad. Las empresas pueden obtener mejores resultados energéticos, optando por alternativas de bajo consumo, la optimización de procesos operativos y la implementación de sistemas de gestión de energía.
La prevención de riesgos, según Esperanza, se divide en cuatro etapas que permiten a las empresas llevar una adecuada gestión:
Se refiere a la cantidad de riesgos que una empresa está dispuesta asumir. En el contexto de la gestión ambiental, las empresas deben determinar su apetito de riesgos y tomar decisiones que se alineen con la necesidad de crecimiento y la protección del medio ambiente.
Aquí te dejo un vídeo para conozcas más sobre el apetito de riesgo:
Durante el año 2007, Mattel, la reconocida empresa de juguetes, como Barbie, Hot Wheels y Fisher Price, anunció que de manera voluntaria retiraba al menos 1.5 millones de juguetes que fueron producidos en sus plantas de China. Según ellos mismos, los productos contenían pintura con exceso de plomo. Este suceso aumentó la tensión y discordia entre China y Estados Unidos, por temas de seguridad, demostrando que una mala gestión ambiental puede escalar hasta temas de seguridad internacional.
El fabricante alemán, en septiembre de 2015 fue acusado de equipar a más de 11 millones de vehículos de manera voluntaria con un software que ilegalmente alteraba los resultados en las pruebas de emisiones de gases contaminantes. Los productos alterados arrojan cantidades mínimas de óxido de nitrógeno tóxico en las pruebas, pero la realidad era que emitían más de 40 veces el estándar legal de esos gases. Un duro golpe para la reputación de Volkswagen.
La ONG ForestEthics, en un reportaje acusó a 3M de tener proveedores que se abastecen de bosques en peligro de extinción alrededor del mundo. Productos reconocidos de la marca como el papel, la lija, la cinta protectora y los post its fueron los afectados por la mala reputación que esta acusación le generó a la marca, llegando al punto de tener que pronunciarse de manera pública sobre el asunto.
En 2013, en Dhaka, la capital de Bangladesh y de la industria textil a gran escala, un edificio conocido como Rana Plaza colapsó, dejando una lamentable cifra de más de 1100 trabajadores muertos. Días antes, debido a la presencia de grietas en la estructura, se ordenó el desalojo. Sin embargo, las fábricas dieron la orden a todos sus trabajadores de retomar las actividades. Otro caso de mala gestión de riesgos ambientales que acabó con el factor humano de las empresas que de allí se abastecen.
La gestión de riesgos ambientales no se puede ver de forma aislada. Está integrada en un marco más amplio: ASG (Ambiental, Social y de Gobernanza). Como vimos en los casos anteriores, estos incidentes se ven permeados en las diferentes áreas corporativas y en la mayoría de los casos, las tres suelen estar interconectadas. Las malas decisiones de gobernanza repercuten en el capital social y ambiental.
La gestión de riesgos ambientales tiene un papel crucial para las organizaciones. Un plan de continuidad de negocio debe incluir estrategias que permitan gestionar y mitigar los riesgos ambientales, asegurando que las operaciones puedan continuar incluso en casos de incidentes ambientales.
Pirani, por ejemplo, hace de la gestión de riesgos un tema sencillo, fácil y al alcance de todos, de manera simple y eficiente. Conoce más de nuestro software de gestión con la versión gratuita en la que puedes parametrizar y registrar en pocos pasos la matriz de riesgos.
Si bien ya vimos los beneficios de la gestión de riesgos ambientales, herramientas y casos reales que permiten tener una guía para evitar errores, ahora te mostraremos los retos que Esperanza Hernandez nos ayudó a identificar:
Las empresas deben estar preparadas para cualquier incidente y estar dispuestas a cambiar de acuerdo a las condiciones del mercado y el medio ambiente.
Es difícil pronosticar un panorama exacto. Sin embargo, sí podemos plantear uno ideal: la gestión de riesgos se encamina a ser una función estratégica, global, digitalizada y sin resistencia al cambio, porque los cambios son continuos. Todos los días pueden aparecer nuevos riesgos para las empresas y solo las que tienen la capacidad de adaptarse y gestionarlos de manera adecuada podrán asegurar la continuidad del negocio.
Al adoptar las prácticas de gestión ambiental, las empresas no solo protegen el medio ambiente sino que aseguran su competitividad en los diferentes ámbitos, mejorando su reputación. La pregunta ahora es: ¿Está tu empresa lista para el futuro y una gestión ambiental efectiva?
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