3 retos en la lucha contra el lavado de activos
El lavado de dinero o blanqueo de capitales es uno de los principales delitos que afectan el orden económico y social de los países latinoamericanos, donde el narcotráfico suele ser la principal actividad fuente de este, pero no la única.
Las estructuras criminales organizadas que lavan activos en la región, también generan sus recursos a partir de actividades ilícitas como tráfico de migrantes (una problemática que cada vez se agudiza más), trata de personas, tráfico de órganos, tráfico de armas, tráfico de animales silvestres, extorsión, corrupción, contrabando, delitos contra la administración pública, entre otras.
Tanto el lavado de dinero como la financiación del terrorismo generan consecuencias negativas para los países, pues son delitos que impactan en la imagen y la reputación y esto hace que haya menos inversiones para el desarrollo social y económico, así como para nuevos negocios y empresas.
Teniendo en cuenta esta situación, que si bien no es algo nuevo, a continuación presentamos algunos de los retos que tienen tanto los gobiernos como las organizaciones para continuar en la lucha contra estos delitos que durante muchos años han causado tanto daño a la sociedad.
1. Enfrentar de manera efectiva el narcotráfico
De acuerdo con el Grupo de Acción Financiera de Latinoamérica, GAFILAT, el delito del narcotráfico afecta a la región en diferentes aspectos y en todos los niveles. De hecho, según el Informe mundial de drogas 2022 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), durante la pandemia la región siguió dominando el tráfico global de cocaína, además, creció la participación en la producción de otras sustancias psicoactivas como las metanfetaminas, los opioides y la marihuana.
Los traficantes de estas y otras drogas y sustancias, que principalmente satisfacen la demanda de consumidores en Estados Unidos y Europa, constantemente innovan para lavar las ganancias obtenidas ilícitamente y ponerlas a circular como legal en sus países.
Por eso, el tráfico de drogas es un reto latente a superar y cada vez es más necesario un verdadero compromiso de parte de los gobiernos para hacer frente a esta situación. La lucha contra el narcotráfico debe ser directa y en conjunto, es decir, la cooperación internacional es clave y se deben compartir y replicar las buenas prácticas que permitan desestabilizar las estructuras criminales que se dedican a la producción y tráfico ilegal de drogas.
2. Atacar la corrupción
Como mencionamos anteriormente, la corrupción es otro delito fuente del lavado de dinero. Los países de América Latina, de acuerdo con el último Reporte de Transparencia Internacional (cifras de 2021), “están paralizados en la lucha contra la corrupción”, situación que “continúa debilitando la democracia y los derechos humanos”.
En el Índice de Percepción de la Corrupción 2021, Venezuela obtuvo solo 14 puntos, Nicaragua y Haití 20 puntos y Honduras, 23 (entre menor sea el puntaje, mayor percepción de corrupción tiene el país). La puntuación media en Latinoamérica es de 43, solo Uruguay (73), Chile (67), Costa Rica (58) y Cuba (46) superan este puntaje.
Todo esto demuestra que en la región, tanto en el sector público como en el privado, se presentan muchos casos de soborno y esto, por supuesto, da pie al lavado de dinero o blanqueo de capitales.
En este sentido, al igual que ocurre con el narcotráfico, es fundamental atacar los niveles de corrupción en la región, por ejemplo, a través de convenios vinculantes sólidos y eficientes y con el compromiso real de todos los gobiernos para tomar medidas sancionatorias contra los corruptos.
3. Fortalecer los sistemas contra la prevención del lavado de activos
Todas las organizaciones, sean del sector financiero o no, deben estar a la vanguardia en sus sistemas de gestión de riesgos LAFT, pues así como los criminales mejoran e innovan sus técnicas para lavar dinero, por ejemplo a través de las monedas virtuales o criptomonedas, es importante actualizar y monitorear periódicamente los controles implementados para la prevención de estos delitos, así como tomar las medidas necesarias para detectar señales de alerta y evitar verse involucrados en estos.
La tecnología, sin duda, es una gran aliada para la gestión de riesgos LAFT, porque, entre otras cosas, sirve para hacer más eficiente el proceso y entregar información más precisa sobre diferentes escenarios para tomar mejores decisiones que ayuden a la prevención.
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