El lavado de activos y la financiación del terrorismo ponen en jaque la estabilidad de una organización. Conoce aquí los principales riesgos de estos delitos.
El lavado de activos es un proceso que consiste en desarrollar una serie de operaciones económicas, financieras y comerciales con el fin de incorporar ganancias ilícitas en circuitos legítimos. Por su parte, la financiación del terrorismo es cualquier forma de apoyo económico o material a los grupos terroristas. Ambas prácticas contemplan riesgos que pueden producirle pérdidas a la organización.
Por eso, para desarrollar un buen sistema de prevención de lavado de activos y de la financiación del terrorismo es necesario reconocer los posibles riesgos a los que se expone una empresa, del mismo modo es importante contar con un software que ayude a prevenir estos riesgos.
A continuación, te presentamos los tres principales riesgos en el lavado de activos y financiación del terrorismo que debes conocer:
Es aquel que se presenta por el desprestigio, la mala imagen o la publicidad negativa de una organización. Cuando este riesgo se concreta, es posible que se genere desde una pérdida de clientes hasta una disminución de los ingresos de la empresa o incluso el enfrentamiento de procesos judiciales.
Ocurre cuando una entidad es sancionada, multada u obligada a indemnizar por haber incumplido normas, regulaciones u obligaciones contractuales derivadas del lavado de dinero o activos.
Es la posible afectación reputacional, legal o económica que puede sufrir una empresa al estar relacionada con la acción o la experiencia de un actor asociado con ella.
Claro está que hay actividades económicas que son más propensas a ser utilizadas para el LA/FT. Las más proclives son las corporaciones, fundaciones o entidades sin ánimo de lucro, así como las personas políticamente expuestas (PEP) y entidades que realizan operaciones económicas de alto riesgo.
Es fundamental contar con un sistema de prevención el lavado de activos y la financiación del terrorismo porque las entidades que no establezcan medidas para evitar formar parte de este tipo de delitos pueden incurrir en tres riesgos que afectan de forma grave su operación.
Además de los riesgos del lavado de activos y de la financiación del terrorismo que ya mencionamos, estas prácticas también producen efectos que perjudican no solo a una organización sino a la sociedad en su conjunto:
Por esas razones, las entidades tienen la responsabilidad de identificar las actividades y las fuentes financieras de sus clientes, así como determinar las características de las transacciones que estos realizan y que no deben generar sospechas o riesgos LAFT.
En este sentido, métodos como la segmentación de clientes, procesos como el KYC (Know your costumer) o la gestión de operaciones inusuales son buenas prácticas para prevenir los riesgos del lavado de dinero y la financiación del terrorismo.
Igualmente, es recomendable contar con una herramienta tecnológica como Pirani y su módulo de gestión de riesgos de lavado de activos para evitar la materialización de estos riesgos en tu organización.