El riesgo ambiental también debe tenerse en cuenta y gestionarse de manera adecuada en las empresas, no hacerlo podría significar impactos negativos tanto en la operación como en la reputación y continuidad del negocio.
En este nuevo artículo de la Academia Pirani te explicamos de qué se trata el riesgo ambiental, qué tipos de riesgo ambiental existen y cómo gestionarlo.
El riesgo ambiental tiene que ver con la posibilidad de que diferentes circunstancias o actividades causen un impacto o daño en uno o más elementos del medio ambiente, es decir, en el agua, el aire, el suelo, la flora o la fauna.
En el ámbito organizacional, este tipo de riesgo está relacionado principalmente con las sustancias utilizadas en los procesos productivos, las fuentes de energía empleadas, las condiciones de almacenamiento.
Igualmente, se relaciona con otras fuentes específicas como el entorno, la actividad que desarrolla la empresa y la gestión del recurso humano.
Para una adecuada gestión del riesgo ambiental es importante tener en cuenta que los hay de dos tipos:
Teniendo claro qué es el riesgo ambiental y qué tipos existen, conoce ahora cómo puedes gestionarlo adecuadamente en tu organización para prevenir su materialización o, en caso de que ocurra, mitigar favorablemente su impacto.
Como ocurre con otro tipo de riesgos (operacionales, lavado de dinero, seguridad de la información, reputacionales o cumplimiento normativo), una correcta gestión comienza con la identificación, es decir, lo primero es listar los diferentes riesgos ambientales o peligros a los que está expuesta la empresa.
Eso sí, es importante que los riesgos a considerar sean aquellos que puedan producir o afectar al medio ambiente y no otros que involucren afectaciones al recurso humano de la empresa o a las instalaciones físicas.
Una vez identificados, lo siguiente es evaluarlos, darles una valoración teniendo en cuenta dos elementos: probabilidad de ocurrencia (frecuencia) e impacto que causarían. Según la calificación que se le dé a cada uno de los riesgos se conoce cuáles son los que generan un mayor impacto negativo en el ambiente y a partir de esto, se toman decisiones para controlarlos.
La tercera etapa de la gestión es el control. Aquí se definen las medidas de control que servirán por un lado a prevenir que sucedan los riesgos identificados y por otro, a disminuir el impacto causado en el medio ambiente en caso de materializarse. Es importante que estos controles sean efectivos.
La última etapa es el monitoreo constante tanto de los riesgos como de los controles implementados. Hay que estar pendientes de que todo esté funcionando como se espera y en caso de que no sea así, realizar a tiempo los ajustes que sean necesarios para evitar que un riesgo ocurra y cause afectaciones en el medio ambiente y a su vez en la operación de la empresa.
Adicional a estas cuatro etapas, para la gestión del riesgo ambiental hay que contar con el apoyo y compromiso de todos en la organización, es decir, hay que involucrarlos y asignar tareas específicas y con plazos de ejecución.
Por último, no está de más tener presente los beneficios que trae para las empresas la adecuada gestión del riesgo ambiental, entre otros está: compromiso con el cuidado del medio ambiente, protección de los recursos naturales, producción limpia y sostenible, buena reputación entre sus diferentes grupos de interés.
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