El apetito al riesgo, es la cantidad de riesgo que una organización está dispuesta a asumir para alcanzar sus objetivos estratégicos. Conoce aquí por qué es importante.
En la gestión de riesgos, el apetito de riesgo es lo primero que debe establecerse, porque al determinar el nivel de riesgo que enfrentará la empresa, se sabrá qué tantos recursos y esfuerzos se requieren para manejarlo y mitigar un posible impacto. De esa forma se previenen los riesgos financieros. Un ejemplo de esto son las inversiones.
Supongamos que existen dos portafolios de inversión diferentes. En el primero, el riesgo de pérdida es muy alto, pero el nivel de ganancia puede ser mayor en caso de que la inversión sea exitosa. En el segundo, el riesgo de pérdida es muy bajo, pero el margen de ganancia es muy pequeño.
¿Cuál de los dos es el más conveniente? Eso depende de los objetivos. Si se quiere tener una renta fija y asegurarse de no sufrir pérdidas significativas, tal vez el segundo sea el mejor. Pero, si lo que se busca es un mayor retorno de la inversión, convendría más el primero.
De esta misma forma funciona en el ámbito empresarial. El nivel de riesgo que está dispuesta a asumir la empresa conduce a la toma de decisiones, las direcciona.
Sin embargo, este nivel también puede ser relativo para una categoría específica de riesgo. Por ejemplo, según el objetivo estratégico de una organización, una empresa puede aceptar un alto nivel de riesgo para invertir. Pero si la inversión se hace en una empresa emergente y hay más de un 50% de probabilidad de perder la mitad del capital, la compañía se abstiene de invertir.
A esta desviación del apetito se le conoce como tolerancia al riesgo.
En esta figura se explican los dos conceptos. En cada uno de los extremos se ubica el mínimo y el máximo de riesgo que una empresa puede asumir, su capacidad total de riesgo.
El espacio verde, que está en el medio, es el apetito al riesgo, es decir, qué tanto riesgo la empresa está dispuesta a asumir.
Y, finalmente, el espacio amarillo que está después indica el nivel de tolerancia, o sea, el nivel aceptable de variación al riesgo que una empresa asume en un objetivo específico, como por ejemplo, invertir en una empresa emergente.
Según este esquema, el apetito al riesgo tiene un mayor alcance y depende de la misión general de la organización. Mientras que la tolerancia al riesgo apunta a objetivos más específicos y concretos.
¿Cómo calcular el apetito y la tolerancia al riesgo?
Como dijimos, esto dependerá de los objetivos estratégicos de cada empresa. Sin embargo, hay diferentes factores que se deben tener en cuenta para determinar el apetito y la tolerancia al riesgo:
Además de esos elementos, el apetito y la tolerancia al riesgo dependen de aspectos circunstanciales, como el presupuesto, las habilidades del recurso humano, las tecnologías o los sistemas de los que dispone la compañía. Por tanto, siempre deben ser revisados periódicamente y modificados según se vaya transformando el contexto.
Para comenzar, puedes usar una matriz de control que te ayude a evaluar la probabilidad vs. el impacto del riesgo para poder definirlos como aceptables, gerenciables o inaceptables y puedes hacerlo de una manera más simple y eficiente a través de una herramienta tecnológica como Pirani.