Actualmente, ser sostenibles es uno de los principales retos que tienen las organizaciones, es decir, poder generar valor a largo plazo teniendo en cuenta los criterios ambientales, sociales y de gobernanza, también conocidos como ASG o ESG por sus siglas en inglés.
Sin embargo, en el afán de alcanzar este objetivo y demostrar a los diferentes grupos de interés, desde consumidores hasta accionistas y entes gubernamentales, que sus prácticas de negocio son ecológicas y sostenibles muchas organizaciones en todo el mundo han caído en la práctica engañosa del greenwashing o lavado de imagen verde.
En este artículo te contamos un poco más sobre qué es el greenwashing, las consecuencias que puede traer para la reputación de una organización y cómo demostrar un verdadero compromiso con el cuidado del medio ambiente y la protección de los derechos humanos sin necesidad de difundir información falsa para parecer sostenibles.
En términos generales, el greenwashing, lavado verde, lavado ecológico o eco blanqueo, se trata de una práctica de marketing utilizada por las organizaciones para mostrar una imagen engañosa sobre sus acciones en materia de sostenibilidad, es decir, busca posicionar a la organización como ecológica y socialmente responsable, pero realmente no es así.
Lo que hacen las empresas que usan el greenwashing es exagerar o falsificar información sobre sus productos, políticas y compromiso con los criterios ASG con el fin de engañar y mostrar una imagen que no es. Con esto buscan tener reconocimiento público o atraer la atención de inversionistas y consumidores, que cada vez le dan mayor importancia a la sostenibilidad medioambiental y social.
Detrás de esto, sin embargo, la gran mayoría de veces lo que hay son prácticas poco o cero sostenibles, incluso pueden ser dañinas para el medio ambiente.
Algunas acciones de lavado verde que suelen utilizar las organizaciones para transmitir una imagen de sostenibilidad alejada de la realidad son:
Desde hace algunos años, diferentes organizaciones no gubernamentales (ONG), activistas medioambientales y consumidores conscientes de la importancia de la sostenibilidad han llamado la atención sobre la práctica del greenwashing, que en esencia engaña, confunde e induce al error al público, lo que no solo contribuye al daño medioambiental sino también al riesgo reputacional.
Gracias al interés de este tipo de activistas, se han podido conocer muchos casos en el que las organizaciones de todo tipo de industrias dicen ser sostenibles, ecológicas o verdes cuando realmente no lo son y esto está generando daños en su reputación y buen nombre, por ejemplo:
Para que tu organización evite caer en la mala práctica del lavado verde, que como ya mencionamos no solo afecta al medio ambiente sino que genera riesgo reputacional, ten en cuenta estas recomendaciones:
Adicional a estas buenas prácticas, es importante que incluyas dentro de la gestión de riesgos de tu organización el riesgo reputacional que puede materializarse por esta mala práctica, es decir, medirlo en su probabilidad e impacto y establecer controles que ayuden a mitigarlo.
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